En Vivir con edificios y caminar con fantasmas, Iain Sinclair, uno de los escritores actuales más brillantes y originales, auténtico mentor en la sombra de Alan Moore y «padre» de la psicogeografía moderna, se embarca en una serie de expediciones por Londres, Marsella, México o las islas Hébridas, explorando las relaciones entre la enfermedad y la estructura arquitectónica, entre el arte, la arquitectura, la planificación social y la salud, uniendo prodigiosamente historias de todo tipo. Para Sinclair, caminar es la magia defensiva contra la enfermedad y, mientras este se desplaza, observa su entorno: bloques de pisos apilados y urbanizaciones gigantescas, oficinas de cristal iluminadas con halógenos y hospitales perturbadores, el casco ennegrecido de una iglesia de Spitalfields o la masa flotante de la radiante ciudad de Le Corbusier, todo eso y más en medio de un torbellino de prosa excelsa y poética a manos de un escritor único.
Sinclair también va desgranando las capas de la vida. Un padre y su hija (que padece un raro síndrome) visitan la finca en la que una vez vivieron. Los promotores brindan con copas de champán al tiempo que los residentes son expulsados de sus casas. Una caja esculpida en hueso de ballena, que se cree que contiene propiedades curativas, es devuelta a sus orígenes con consecuencias inesperadas. En parte investigación y en parte cuaderno de viaje, Vivir con edificios y caminar con fantasmas es uno de los grandes libros del colosal Sinclair.
«Sinclair recorre cada pulgada de sus maravillosas novelas y sus psicogeografi´as midiendo enormes tramos de palabras como un arquitecto que planifica una ciudad sobre un plano vacío» J. G. Ballard
«Sinclair ha pasado de ser un autor de culto a ser un tesoro nacional». The Guardian
Iain Sinclair (Cardiff, 1943) es uno de los más grandes y originales escritores actuales. Su inmensa obra, que recoge también cine o poesía, gira fundamentalmente alrededor de Londres, pero su manera de narrar sus descubrimiento acerca de su historia oculta, la increíble riqueza de su escritura, sus insólitas conexiones con escritores, libros, místicos, películas o hechos pasados y el constante uso de la psicogeografía, son universales y han inspirado a autores como Peter Ackroyd o Alan Moore, entre muchos otros. Sinclair, un oscuro W. G. Sebald o un urbano William Gibson (que confesó que Sinclair es su autor favorito), es autor de decenas de obras, entre las que destacan Lud Heat, White Chappell, Scarlet Tracings o Blake´s London: The Topographical Sublime.
Todo eso está en este libro, una gran antología ilustrada, guerrera y emocionante de Agente Provocador, que es deliberadamente parcial: recoge solamente la memoria de los nuestros, esa que hay que cuidar y preservar para precisamente no olvidar. Así es: no olvidarlos a ellos y ellas, héroes y heroínas casi siempre anónimos que sufrieron un golpismo bárbaro dirigido contra el mismo pueblo, con su consiguiente guerra, y que los marcó —y, de paso, también a nosotros, depositarios de una memoria frágil— y envió al exilio o bien acabaron en cunetas aun hoy sin exhumar.